Como siempre, nada es lo que parece en las clases de Ángel, y el otro día descubrimos que la mano de arcilla que hicimos al principio del curso tenía como finalidad formar parte de nuestro primer performance.
Casi todos llevamos las manos a clase, como Ángel nos había pedido, los que no la llevaron se ocuparon de grabar todo el proceso. Ángel después de echarle un vistazo a nuestras manos nos sacó fuera del aulario y nos propuso que de forma espontánea fuéramos dejando nuestras manos uno a uno en cualquier lugar de la zona que el había escogido previamente.
Y así lo hicimos, todos pusimos nuestras manos y después subimos hacía el puente para tener una mejor vista de nuestra creación, que al final resulto ser una especie de árbol con un sol.
Después de esto Ángel nos pidió que volviéramos a clase y mientras él se quedó fuera, cuando entró en clase nos habló del Land Art
Y nos mandó poner nuestra mano de arcilla en un sitio público y fotografiar la reacción que tenía la gente ante ella.
Como mi mano era blanca pensé en ponerla en uno de los congeladores de algún supermercado, porque sinceramente, estaba en su ambiente.
Pero después de hacer las fotos ví una magnífica montaña de mantecados y me entusiasmo la idea de ponerla allí, lo cual fue un acierto.
Después de realizar este experimento he llegado a la conclusión de que en esta sociedad hay pocas cosas que nos causan tal impresión que nos hagan pensar el por qué de ella misma, yo si viera una mano en los sitios en la que yo la puse pensaría que es una estrategia de marketing, aunque admito que me algo si que me sorprenderia, pero no le daría un transfondo mayor que ese.
Finalmente, al salir de clase, fuimos a recoger nuestras manos y nos encontramos con que Ángel las había cambiado de posición.
FIN...
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